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viernes, 19 de noviembre de 2010

Sonetos desde el más allá


I

¡ Oh, aljibe de luz, espuma del cielo
sobre la crin del viento arrebolada!
Del jardín eterno, encrucijada
de misterio que flota sin consuelo.

¡ Oh, nenúfar, de nostalgia inflamada
tras la estela fugaz del breve velo!
¡ Oh, burbuja de azahar y terciopelo
en la mágica faz de la alborada!

Cuando el cielo, esté por tí cubierto,
ven a mí , oh, nebulosa tarambana,
chorreando tu néctar, que yo despierto

te espero, abierto en flor, con la mañana.
Así sea que mi seco y estéril huerto
florezca tras el sol de tu fontana.

II

Vestigios del ayer, reliquias somos
en remiches de polvo arrinconados.
Sin relieve, escondidos tras un prado
de soledades, bajo un sol de plomo.

De las olas, ya lejos, en la orilla
de una mar sin riberas nos veremos
bajo tierra, marineros de gravilla,
sin barca ni los brazos como remos

¿ Qué extensión de fúnebres cimientos
e ingrávidas paredes transparentes
nos espera como último aposento

cuando hayamos cruzado el agrio puente
y el cuerpo sin alma en movimiento
sea polvo entre el polvo, eternamente?

III

Con destellos de tristes coloridos
la tarde bajo el suelo languidece,
cuán ramo de hojarasca al sol tendido
ante la mar del hoy que permanece.

Un ademán de sombra muy tupido
tras las perdidas chispas crece y crece
desde las cumbres del ayer florido
hasta el rincón oculto que envejece.

Un ánfora de luna se perfila
sobre el rostro estelar de los luceros.
La noche va entrando en mis pupilas.

De vuelta al hogar por los senderos
suenan tristes las mágicas esquilas
con su tín-tirintín titiritero.

IV

Cuando mis labios pronuncian tu nombre
se para mi tiempo y se calla el alma
esperando esa respuesta que calma
al perdido niño que ansia ser hombre.

Por más que tuviera mucho renombre
ante tí me rompo mientras tú ensalmas
por tu dulce palma que en mi alma empalma
el son de mi verbo con tu pronombre.

Siempre así ha sido y será mientras viva
mi sueño pie en tierra y a tus pies temblando
mientras tú arriba cuán estrella esquiva

avivas mi fuego y con él jugando
haces que el dicho del viejo reviva
quién con fuego juega se acaba quemando.

V

Todo el alba es cima derramada
de luz y la sombra, silencio yerto.
Como fuimos los dos, somos del huerto
en la noria del sol, agua pasada.

El sentido de aquello, ya desierto,
completa con mi suerte, la pisada,
errante del ayer, de puerto en puerto,
extensa sobre el mar y malgastada.

El sueño de la noche, al día viento,
culmina sobre el cenit la quimera
como luego el ocaso trae tormento.

Acaso, si fué así, el no ser fuera,
pensé, más de una vez y así lo siento
al ser contigo, sí, no otra cualquiera.

VI

Un soneto perfecto tengo en mente,
bien medido en su métrica y rimado
candencioso en su ritmo y orquestado
en paladar refinado y exigente.

Un soneto hecho a gusto del oyente
cuán presente, ofrecido y regalado.
Académico el verso y engominado,
por la clásica rigidez regente.

Mi pluma nunca fué grandilocuente
ni hubo nunca maneras de estirado.
Libre era, uno más entre la gente

y ando ahora con el verbo trastocado
enfundando las rimas como a un diente
y a disgusto me encuentro encorsetado.

Al cambio ignoro si perdí o he ganado
más me siento de mí mismo disidente
y a la luz de otra vela encadenado.

VII

¡ Oh, cíclope de luz! ¡ Coloso enhiesto,
como un dios que adora la mar dormida!
Cuando cae la noche, queda rendida
bajo el mirar de tu fulgente gesto

¡ Oh, bitácora de cristal! Erguida
en la costa azul, del marino apuesto.
Guía segura, como de firme, puesto
tu hercúleo tronco en la tierra herida.

Las olas del mar en tus pies culminan
cuando tras tu brillo amantes corren
montadas sobre el haz que difuminas.

¡ Oh, no, cáliz de luz, que no se borre
la triste noche donde el mar termina
y el sol empieza de tu esbelta torre!

VIII

Quién pudiera no tener tanta torpeza,
como tengo, pues me quiebro cuán astilla.
Más no puedo estarme quieto en esta silla
aunque un paso, en dos me parta la cabeza.

Quién pudiera, si no puede mi costilla,
ocultarme de la luz, tras la maleza,
que mi sitio no está aquí, ni mi nobleza
quiso estar, como nunca, mi rodilla.

Más que importa esta lucha sin sentido
pues ni atado puedo ser de otra manera
más que frío, reservado y consentido

por mi ansia, mi deseo y mi quimera.
Ya que no puedo ser lo más querido
que me importa ser o no de otra manera.

IX

Hoy recuerdo desnudo de coraje
desde el triste torreón de mi agonía,
con nostalgia, el más mágico paraje,
el que nunca jamás pensé se iría.

Por mañanas de color y fantasía
de ilusión bajo el sueño por ropaje
cuando el alma era todo mediodía
y su luz el más puro y bello traje.

Nunca más al nacer el nuevo día
ya os tendré entre mi ropa de viaje
ni tampoco conmigo la alegría

de aquellos viejos albas de coraje
que fueron del camino de mi hombría
la infantil inocencia del paisaje.

X

Es tan simple y vulgar decir: Te quiero.
que un caudal de vocablos tengo en guardia
nadie diga que no estoy a la vanguardia
ni engalano a mi amada con esmero.

De las cuitas del amor soy el primero
adornando el fulgor en retaguardia,
a fuego lento horneando taquicardia
flameada con flumígero lucero.

Rimbombante hago el traje a la medida
de su ansia desmedida de flirteo
Con mil pompas de boato y bienvenida

rebozadas con lujuria y deseo
hasta arder en el cáliz que la vida
lanza al alma entregada cuán Romeo.

XI

Hoy he vuelto a sentir que me querías
Dudaba de si estaba o no en lo cierto.
Más de nuevo ha florecido el viejo huerto
Renovada el alma vierte alegría.

Hoy he vuelto a sentir que me encendía
con el fuego que antes yo creía muerto.
Lo tenía por dormido más despierto.
tu amor apareció por do solía.

Hoy he vuelto a sentirte como antaño
la ilusión que tuvimos primeriza.
Ese beso apasionado ya no extraño

ni anda mi alma deambulando enfermiza
pensando si la vida es un engaño
que ya tarde o temprano martiriza.

XII

Mi etérea alma por tu luz traspasada
desnuda se muestra al mirar de tus ojos
Cuán transparencia, a merced de tu antojo.
Radiografías mi ser con posar tu mirada.

Volatilizas todo y a cambio, nada.
Te abro mis puertas y encuentro cerrojos
de mi esencia huyo para ser despojo
que desea de tu mano la estocada

Una corazonada del frío azar,
un maldito día, a tus pies me trajo.
Yo simplemente, me dejé llevar

Atracción fatal, insinuante atajo
que pensé en coger para antes llegar
y acabé rodando cuestita abajo.

XIII

Esta ansia que os devora es infinita
nunca es mucho, ni bastante suficiente.
Cabalgando siempre vaís como dementes
al frenético vaivén que da la guita.

Deshojaís al mundo de sus margaritas.
Desahuciáis de sus tierras a la gente.
No teneis corazón. Tan solo mente.
Fría el alma aunque la tierra se derrita.

Acaparar y acaparar, como mendigos
solo daríais por tener un poco más.
Sois del mundo la cizaña que no trigo,

sanguijuelas sin pudor ni humanidad.
Acaparar es vuestro crimen y el castigo
no tener quién os quiera de verdad.

XIV

Te amé en la distancia quedamente
esperando a sentir tu cercanía,
con el modo, la manera y con el día
si llegara el momento finalmente.

Cabalista de un tal vez o lotería,
computaba el azar más evidente.
Mil quizás y un final solo en mi mente
margarita deshojada no sería.

No se puede jugar uno el destino
a la carta más alta o a la taba
ni obligarle a torcer su fatal sino

con trampas donde cae el tonto de baba.
Que desta guisa el amor es desatino.
Si se fuerza al amor, éste se acaba.




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